jueves, 29 de enero de 2015

PIEZA DEL MES: ENERO 2015

“Llamador - Aldabón  zoomorfo. El tañido olvidado”.

Investigador: Adelina Martínez González
                       Guía Cultural del Museo Etnográfico

Sábado, 31 de enero 17,30 h.

Área  El arte popular. Segunda Planta. Museo Etnográfico Provincial de León
Mansilla de las Mulas. Actividad Gratuita



La Diputación de León a través del Museo Etnográfico Provincial de León, inicia el Programa  “Pieza del Mes”, del presente 2015 abriendo las puertas con el tañido del llamador con forma de lagarto que será el protagonista de esta actividad.

Enero es un mes que dentro de la mitología romana estaba dedicado al dios Jano, su nombre en latín, Ianuarius, significaba el que abre la puerta (ianua). Se representaba bifronte, con dos caras opuestas representando el paso del tiempo, con una mira hacia el año que comienza y con la otra hacia el año que acaba. Su doble cara también se relaciona con los solsticios, que son las “puertas del año”, el cierre de un ciclo y el comienzo del otro.

Dios Jano. San Isidoro. León

Con el título “Llamador- Aldabón zoomorfo. El tañido olvidado”, será Adelina Martínez González, Guía Cultural del Museo Etnográfico Provincial de León, quien nos introducirá en el origen de los aldabones y llamadores, piezas realizadas principalmente en hierro que se utilizan para llamar en la puerta, están formados por una placa donde se sujeta a la puerta y un martillo que golpea. Sus orígenes se remontan a la Antigüedad Clásica, en Pompeya se han encontrado algunos ejemplos formados con placa y anilla pero no es hasta finales del siglo XIII cuando empiezan a adquirir relevancia artística. En el siglo XIV su uso se generalizó en puertas de mansiones y catedrales. 



A partir del siglo XV se empiezan a decorar profusamente, la placa con decoraciones bellamente caladas y en la anilla se comienza a utilizar formas de animales, llegando el martillo a perder poco a poco su forma de anilla para convertirse en figuras humanas, de animales o de objetos. Es en este momento según Fernando de Olaguer-Feliú y Alonso cuando los aldabones pasan a llamarse llamadores en los ambientes especializados, aunque estos vocablos dependiendo los lugares se utilicen indistintamente.

El llamador zoomorfo al cual va dedicada esta pieza del mes está realizado de hierro forjado y pintado de verde. Representa un animal fantástico con forma de bicha o lagarto, con decoración cincelada. El cuerpo o martillo presenta sección cilíndrica, con cuello y cabeza de sección cuadrada. La cola  está enrollada en la parte superior acabada en forma de flecha. Lleva escamas realizadas mediante cincel así como dos círculos concéntricos en el medio del cuerpo y en las patas delanteras.
Este tipo de llamadores representando diferentes animales como perros, serpientes e incluso animales fabulosos son herederos de los antiguos dioses lares, protectores de las casas, con sus fieras formas y sus fauces asustan y ahuyentan a los malos espíritus. Asimismo el hecho de golpearlos representa el dominio del hombre sobre la bestia. Es del Bestiario de los “Beatos” donde surge la idea para la construcción de este tipo de llamadores.

Será una ocasión para hablar de los diferentes tipos de llamadores que aún se pueden ver en las puertas de las casas de la provincia de León realizados por los herreros, artesanos forjados a sí mismos a base de golpe de martillo. Los llamadores los podemos encontrar de diferentes formas: de anilla,  fusiformes, de balaustre, de volutas, zoomorfos, etc.
Son piezas muy bellas que resisten a duras penas el paso del tiempo, realizando su función a pesar de las nuevas tecnologías con todo el encanto del arte popular.


ACTIVIDAD REALIZADA

Dª. Adelina Martínez González en la Pieza del Mes.

Dª. Adelina Martínez González en la Pieza del Mes.

sábado, 24 de enero de 2015

NOTICIA: Los pendones leoneses vuelven a realizar su ya tradicional visita sevillana

El periodista Luis del Olmo actuará como mantenedor de los actos del Día de León en Sevilla, que incluirán también una degustación de productos leoneses y bercianos.


ileon.com
Ical | 22/01/2015
Una treintena de pendones y pendonetas participarán este fin de semana, del 23 al 25 de enero, en la celebración del Día de León en Sevilla, según informó la Asociación de Pendones del Reino de León. Hasta la capital hispalense viajarán cerca de 150 participantes para desfilar con las enseñas de 19 pueblos de la provincia leonesa.
Así, se exhibirán los pendones y pendonetas de Ardonzino, Azadinos, Garrafe de Torío, Gradefes, Grulleros, Jiménez de Jamuz, la Milla del Páramo, Mansilla Mayor, Mozóniga, Pedrún de Torío,Trobajo del Camino, Valle de Mansilla, Vilecha, Villafañe y Villaguer. Asimismo, habrá representación berciana con las telas de la Encina de Ponferrada, Santibáñez del Toral, Torre del Bierzo y Viñales.
El desfile estará acompañado del grupo de baile de Pedrún de Torío y una representación de dulzaineros y gaiteros de las Escuelas de Música Tradicional del Ayuntamiento de León. Los actos comenzarán el viernes con la asistencia del presidente de la Diputación de León, Emilio Orejas, y el periodista berciano, Luis del Olmo, así como los alcaldes de Encinedo, Beniza, Castrillo, Puente de Domingo Flórez y Truchas, con una presentación de la comarca de La Cabrera y una degustación de productos típicos leoneses.
Al día siguiente, sábado, tendrá lugar el desfile de pendones a partir de las 17.30 horas por las principales calles del centro de Sevilla, con la recepción de autoridades en el Ayuntamiento. A continuación, sobre las 20.00 horas, en el salón de Caja Sol tendrá lugar el pregón a cargo del mantenedor, Luis del Olmo, y el saludo del presidente provincial.
El domingo continuarán los actos con una misa solemne y laudatio y entrega de la "pulchra leonina" al profesor de música y compositor distinguido en Sevilla, el astorgano Miguel Ángel Rodríguez, que terminará con una degustación de productos bercianos y leoneses, con el botillo como plato principal y acompañado de cecina, queso, mantecadas, "nicanores" y queimada.

NOTICIA: Joaquín Alonso reúne en un libro toda la alfarería popular leonesa

El etnógrafo Joaquín Alonso, en la presentación del libro.-
j. casares

e. g. | león 23/01/2015
Es el quinto título de una colección etnográfica, auspiciada por la Fundación Monteleón, verdaderamente ambiciosa: se trata de Alfarería popular en la provincia de León, un libro de gran formato, profusamente ilustrado, en el que el investigador Joaquín Alonso reúne, analiza, documenta y exhibe todas las manifestaciones de nuestra alfarería tradicional.
En la presentación de la obra, que tuvo lugar ayer, Alonso incidió en el «momento tan delicado» que está viviendo la alfarería, una artesanía, a su juicio, «prácticamente en fase terminal». Y lo ejemplificó recordando que actualmente quedan «cuatro alfares y seis alfareros, más el Alfar Museo», en el gran centro leonés de estas producciones, Jiménez de Jamuz, mientras que en el siglo XVIII llegó a haber nada menos que 42.
El barro de Jiménez
La potencia de Jiménez era tanta que la práctica totalidad de los alfares que brotaron por distintas localidades leonesas «pertenecían a alfareros jiminiegos que emigraron de su pueblo», abriendo talleres en Villafranca, Bembibre (éste pervivió hasta los años cincuenta), Sahagún, Valderas, La Bañeza, Alija, León, Ponferrada, Pajares de los Oteros, Villablino, Riaño, Boñar... de hecho, Alonso ofrece la primera referencia hallada hasta la fecha del «barro de Jiménez», de 1689.
Desde aspectos arqueológicos como los más antiguos vestigios cerámicos (los de la cueva de La Uña, de hace 5.800 años) a los célebres tipos de cacharros jiminiegos (la barrila de dos asas, las orzas, los cántaros de boquina), la obra, con detalladas fotografías obra de Imagen Mas, se completa con un glosario y un anexo con todos los tipos de piezas diseñadas en Jamuz.

martes, 20 de enero de 2015

NOTICIA: Las tradiciones de Villimer, recogidas en un volumen

diariodeleon.es
 
dl | león 19/01/2015 
   
La portada de la obra.- dl
Anastasio Ordás y Montserrat Villayandre firman el libro Villimer: un paseo por sus tradiciones (editorial Maxtor), un volumen que repasa las costumbres de esta localidad ribereña del bajo Porma y que fue presentado en el Corral de la Maestra por Néstor Hernández.
 
En el acto, este experto destacó la amplitud temática del mismo, ya que en él se recuerda el pasado en edificios, tradiciones, personajes de la localidad, vicisitudes sufridas por el terreno, hábitos en el vestir, habla local… y todo ello contado con un estilo cercano, pero, a la vez, muy cuidado, trasladando al lector el amor de los autores por una tierra muy querida. Acompañan el texto distintas fotografías, sugerentes por su colorido, y algunos documentos y planos que colaboran «en un libro acertado, interesante por su temática, ameno y trabajado», como subrayó Hernández.
 
 

domingo, 18 de enero de 2015

COLABORACIÓN: LAS TIENDAS DE PUEBLO Y BARRIO, Y QUE ADEMAS FIABAN…

Autor: Toño Morala



Un tendero de los de siempre… papel de estraza en la mano y la lata del pimentón nuevo.
     …Aquellas que ayudaron a quitar mucha hambre en los tiempos duros de la posguerra, y también más para acá, cuando los obreros y obreras cobraban pocas pesetas y había que dejar apuntado en la libreta de la tienda, las cosas necesarias  para sostener la casa y sus habitantes. Eso sí, a finales de semana o de mes, lo primero que hacía el ama de casa era ir a pagar la cuenta a la tienda; y además ese día, si sobraba algo de dinero, se compraban unas galletas María en cucurucho  para los pequeños y la abuela, aquellas que venían en caja de lata. Si no hubiera sido por esos tenderos que fiaban… no habían comido las 2/3 partes de los españoles; había que hacerles un monumento a esas tiendas y a sus dueños… la de hambre que quitaron y muchas ni llegaban a cobrar. Los que tenemos cierta edad y somos de pueblo, bien sabemos la función social que las tiendas tuvieron en aquellos años que se prolongaron demasiado en el tiempo.


La tienda, bar, ferretería, alpargatería, mercería…sala de reuniones  sociales…de uno de nuestros Pueblos.
Eran unos años en los que escaseaba casi todo y sobre todo el dinero contante y sonante para hacer frente a las necesidades primarias para el sustento. Las libretillas llenas de manchas de grasa o los papeles de estraza con los nombres de los clientes escritos a lápiz acompañados de las pesetas y los reales que se iban dejando a deber en esas tiendas, podrían contarnos las penurias que muchas familias pasaron en aquellos tiempos y que gracias a los propietarios de esos establecimientos, les fueron más llevaderas y en no pocas ocasiones, gracias a su ayuda, pudieron salir adelante. Existió aquella época en la que no se tenía, ni tan siquiera imaginación para desear cosas que, desde todo punto de vista, estaban fuera de nuestro alcance en los pueblos y, sobre todo, fuera de las posibilidades de los bolsillos de sus habitantes.

Al buen bacalao y la bomba de aceite que había que llevar el recipiente de casa.
 Eran los tiempos en los que distintos artesanos y comerciantes ambulantes aparecían periódicamente por los pueblos ofreciendo su trabajo o sus mercancías. Así, siempre había un gitano especialista en restañar las heridas de los objetos de hojalata que tanta utilidad tenían en los hogares, otros ofrecían su quincalla a cambio de productos agrícolas, o las trenzas de pelo que guardaban las mozas para adquirir su ajuar a la hora de casarse…las amas de casa rebuscaban en los bolsillos del delantal las pesetas con las que pagar la compra; otras veces sacaban del canasto los huevos, o el conejo que hacían las veces de dinero (trueque) y lo cambiaban por fideos, aceite, alpargatas…y en las más ocasiones con pocas palabras, entre dientes y casi a media voz le decían aquello de: “cuando mi marido cobre te traigo el dinero, sin falta.” Josefa, la tendera, respondía, como siempre: “No te preocupes mujer, ya pagarás cuando puedas”.
 

También había tiendas ambulantes.
Bobinas de hilo blanco y negro de La Cometa, en sus verdes cajas que, una vez vendidas las bobinas,  reservaba a las muchachas que se las habían pedido para guardar sus “cositas”, los ovillos y madejas de hilo para bordar o hacer ganchillo de La Dalia o El Áncora, telas de Vichy, percal, lienzo blanco…  para la confección de delantales, batas, camisas o vestidos; la cinta elástica fundamental para que todas las prendas se ajustasen a la cintura; botones, corchetes, cordones...Prendas de vestir como los calcetines, camisetas o algún que otro saquito o rebeca, las medias y los velos, las sandalias de goma, las modernas katiuskas o las alpargatas de suela de goma.


En los buenos barrios señoriales, en los años treinta de una gran ciudad, parece ser que era Navidad.
  Paulatinamente iban ofreciendo a los incipientes consumidores más y más cosas que pronto abarcaría todo lo que podía ser requerido por los lugareños de la época: Materiales diversos de ferretería y para la agricultura, salazones como bacalao o arenques, el azúcar, el arroz, los fideos, la harina de sémola o la de trigo; las inalcanzables, por sus precios, latas de atún o de sardinas en conserva, el melocotón en almíbar. También las pastillas de concreto y áspero jabón, como ladrillos para edificar la higiene de posguerra. El chocolate, con sus pequeños cuentecillos, vendido onza a onza, a lo sumo un cuarterón, el Elorriaga con almendras, las chucherías propias de la época: caramelos, chicles, regaliz; las galletas María y Reglero, el dulce de membrillo, Flanín El Niño, bien para hacer natillas o flanes. Analgésicos como la Cafiaspirina, el Okal o el Optalidón, el algodón y el esparadrapo, el bicarbonato en su doble vertiente culinaria y medicinal, o los productos desinfectantes tales como el agua oxigenada o el alcohol. Los útiles de escritura para la escuela: pizarras con pizarrines y los cuadernos de caligrafía o matemáticas de Rubio. 



En las tiendas casi siempre había un molinillo de café manual, la cuchilla de cortar el bacalao, un bidón grande y negro con una bomba manual para el aceite; el cliente tenía que llevar el recipiente de casa (alguna zarracina se preparaba cuando la botella con el corcho se volcaba en la cesta de la compra), aquellas cajas redondas con los salazones, generalmente arenques, o colas de bacalao. Las balanzas aquellas de plato…con el paso del tiempo, y sobre todo en las ciudades, comenzaron a poner carteles del tipo…“Hoy no fío, mañana sí”, “Fiar es cosa ingrata, se pierde el amigo y se pierde la plata”, “Como es tan duro pagar y tan penoso cobrar he resuelto no fiar”, “El que fía no está aquí: salió a cobrar”, “Páguelo en tres contados: Sacando, contando y  pagando” …y así varios avisos para los  malos pagadores. Sin embargo, a los humildes y honrados trabajadores, siempre los tenderos les fiaron. 

Como todo se vendía suelto, el olor de las tiendas era una mezcla del de los arenques, el bacalao, el aceite, el café, los escabeches, los jabones, los estropajos de cáñamo, los quesos, el saco de patatas y todo lo que podáis imaginar. Un olor único que se ha perdido para siempre.

Allá por principios del siglo XX, una tienda de Ultramarinos y Coloniales familiar.


 

NOTICIA: Bandera de nuestros padres

La familia mexicana de raíces leonesas Chávez Moreno sufragará la realización de una gran escultura en honor de los pendones que se instalará frente al Auditorio.

La réplica en resina y la obra original titulada "Homenaje a los pendones de
León", una creación del artista Miguel Iribertegui- CARLOS S. CAMPILLO
 

E. GANCEDO | LEÓN 17/01/2015
Uno de los símbolos más característicos de León, y no sólo de su arcana cultura tradicional sino también —y quizá sobre todo— del afán moderno por actualizarla, por traerla a nuestros días, son sus grandes y multicolores pendones, enseña de aquellos concejos según los cuales se organizaban autónomamente —y alguno aún lo siguen haciendo—, casi todos los pueblos, villas y aldeas leonesas. A la cada vez mayor cantidad de pendones recuperados y de romerías en las que se pasean estas enormes banderolas (y unas expediciones fuera de nuestras fronteras que siempre generan expectación) se sumará una nueva escultura a ellos dedicados que se alzará frente al Auditorio Ciudad de León.
 
Y es que la familia mexicana de raíces leonesas Chávez Morán, propietaria del Grupo Vidanta, financiará la construcción de la pequeña escultura original de Miguel Iribertegui denominada Homenaje a los pendones leoneses como una forma de construir «puentes» con esta tierra. El portavoz de la familia, Manuel Becerra, explicó ayer en rueda de prensa, según rcogió la agencia Ical, que se trata de una «honra a León con todo el respeto» para «contribuir a la belleza de la ciudad con una obra magistral, importante y representativa», en la que se plasma a varios hombres levantando un pendón leonés. Se trata de una figura que recuerda la histórica imagen en la que soldados estadounidenses alzan la bandera de su país en la isla japonesa de Iwo Jima en una de las más conocidas batallas del Pacífico durante la II Guerra Mundial.
 
Por su parte, el alcalde de la ciudad, Emilio Gutiérrez, destacó que se trata de una escultura que difunde «lo que significan los pendones», que no es otra cosa que «la unidad, la fuerza y el equilibrio», tres características «del pueblo de León y de los leoneses». El proyecto surgió «hace meses» cuando la familia Chávez Morán contactó con el Ayuntamiento para la puesta en marcha de varios proyectos, entre ello esta «donación» que se colocará en la explanada frente al Auditorio Ciudad de León.
 
Dos metros de alto
El Centro de los Oficios del Ayuntamiento de León ha realizado una réplica en resina que viajará a México, donde la familia Chávez Morán se encargará de realizar la pieza en bronce, a tamaño real y con dos metros de altura en su punto máximo, y cuyo coste correrá íntegramente de su parte. Después, se trasladará a León para su colocación en ese punto «lo antes posible», pero sin «marcar plazos», puntualizó el alcalde. El proyecto es posible después de que los Padres Dominicos, congregación a la que pertenecía fray Miguel Iribertegui, el autor de la obra original, haya cedido los derechos de la escultura.
 
El padre prior de la orden asentada en La Virgen del Camino, Hermelindo Fernández, aseguró sentirse «orgulloso» de poder participar en este proyecto, aunque haya sido «mínimamente», con la cesión de esos derechos de autor. Además, considera que es una forma de hacer visible la figura del artista Miguel Iribertegui, de «respeto y belleza», por lo que espera que, además, la escultura suponga un elemento que evoca «el respeto hacia el otro».

viernes, 16 de enero de 2015

NOTICIA: «Concha Espina dio a Astorga y a la Maragatería una dimensión mundial»

Juan Carlos León Brázquez expone una colección única sobre ‘La Esfinge Maragata’.

diariodeleon.es

A.G. VALENCIA | ASTORGA 14/01/2015

80 ejemplares de la novela completan una colección única y visitable en Astorga
En 1915 Concha Espina se alzó con el premio Fastenrath con La esfinge maragata, ahora un siglo después Astorga rinde homenaje a la escritora y cierra el centenario de la publicación de la novela y de la concesión del galardón con una exposición única que recorre el periplo mundial de la obra a través de una colección del periodista Juan Carlos León Brázquez, quien ha cedido por primera vez todos los volúmenes que atesora sobre la novela. En total son ochenta ediciones de la publicación, algunas procedentes desde México y Argentina, otras escritas en alemán, inglés o italiano y cinco de las primeras que se publicaron. La sexta será donada al Ayuntamiento por el coleccionista.
Cuenta Brázquez que su admiración por Concha Espina y La esfinge maragata surgió hace años, tras proponerse investigar en qué año la escritora viajó a Huelva —tierra natal del coleccionista— concretamente a las minas de Riotinto, donde se inspiró para escribir El metal de los muertos, la otra obra cumbre, según los estudiosos, de la escritora. De aquella aventura por el mundo de Concha Espina, el periodista logró, además de su objetivo, engancharse a la novela que la escritora situó en la Maragatería. De ahí nació su interés y a lo largo de los tres últimos años ha sido un asiduo a las librerias de ejemplares antiguos para dar con las ediciones más significativas de La esfinge maragata, de la que atesora 80, de un total de 500 libros de la autora.
«La esfinge maragata es la novela del campesino», dice Brázquez, mientras que «El metal de los muertos es la de los mineros», continúa. El periodista sabe que Astorga le debe mucho a Concha Espina «con la obra y su trabajo dio una dimensión internacional a la ciudad y a la comarca». En aquel entonces la novela se tradujo a varios idiomas y recaló con fuerza en Estados Unidos. «Eran tiempos en los que existía una gran interés por la etnografía», asegura el padre de la exposición, que cuenta que tras la publicación la escritora fue nombrada miembro de honor de la Hispanic Society of America. «No dudo de su influencia para que la fotógrafa Ruth Matilda Anderson viajara en varias ocasiones a León para fotografíar Astorga y la Maragatería. Tanto que hoy la Sociedad guarda uno de los archivos de fotografía más importantes sobre la zona», dice.
La capital maragata también debe a la escritora el empujón que dio a Gerardo Diego para que visitara la ciudad. Un viaje que fue el germen de la Escuela de Astorga.
Aunque La esfinge maragata causó revuelo en su época y no fue del agrado de todos, Concha Espina plasmó sin influencias, es más in situ, la vida de una de las comarcas más emblemáticas de la ciudad. Inventó como escenario Valdecruces, que ahora un siglo después vuelve a cobrar vida.
Entre las curiosidades de la exposición, que puede visitarse en la sala de biblioteca y cuenta con el impulso del Ayuntamiento, destaca uno de los primeros ejemplares de la novela, firmado por Guidoiro, quien fuera presidente de la Diputación. Además, destaca como en otros idiomas la obra se tradujo bajo el título de Mariflor, el nombre de la protagonista.
Concha Espina escribió a caballo entre el XIX y el XX y murió sin ganar el Nobel, «por puro machismo», confiesa Brázquez, pues fue la Academia la que le negó el voto para alzarse con el galardón. Aún así conquistó otros premios y posicionó a la ciudad en el centro del universo a través de sus letras, que ayer también llegaron a los estudiantes y los ciudadanos a través de las charlas del periodista.
80 ejemplares de la novela completan una colección única y visitable en Astorga
La exposición ha tomado cuerpo en la sala de la biblioteca, donde puede hacerse un recorrido por la proyección mundial de la novela a través de las 80 publicaciones de ‘La esfinge maragata’ que se exponen. La vida y obra de Concha Espina también llegó a los estudiantes y ciudadanos, gracias al Ayuntamiento y a Brázquez que desgranó su saber sobre la autora.

viernes, 9 de enero de 2015

NOTICIA: Enigma tallado

Es un misterio tallado en piedra, un enigma cincelado sobre una losa. Los hombres prehistóricos dejaron en mitad de Maragatería su rastro. Sobre una especie de altar, orientado al Teleno, el monte de los dioses astures y romanos. En un paraje único. El arcano de aquellos primeros hombres escrito en la roca. Son los petroglifos de Peñafadiel.
 
J.C. CAMPOS-

SUSANA VERGARA PEDREIRA 09/01/2015
Nadie sabe qué significa este mensaje encriptado que los antepasados del Neolítico tallaron en la piedra para asegurar quizá su eternidad. Cinco mil años de secreto, misterio escrito en la roca.
En mitad de la Maragatería. En un paraje dominado por el Teleno, en campo abierto, alzado sobre una inmensa llanura.
 
Se llega por la carretera que parte de Castrillo de los Polvazares rumbo a Filiel. Antes de llegar al pueblo, un camino de tierra conduce directo a los petroglifos de Peñafadiel. No es fácil encontrarlo. Tal vez eso protegió su supervivencia. Eso y el silencio de sus vecinos.
 
Antes de que los científicos llegaran al lugar, los habitantes de la zona sabían de la existencia de estos misteriosos grabados. De generación en generación pasó el relato de la extraña escritura en piedra.
 
Asombra el paisaje. Y el lugar escogido. Laberintos y cazoletas impresos en una ‘mesa’ pétrea que se alza a manera de altar sobre una llanura que se extiende hasta la sombra del Teleno, el monte donde moraban las deidades astures y luego las romanas. Quizá fuera este lugar de culto para los primeros moradores de esta tierra antigua. Quizá se arengara desde allí a los guerreros o se implorara la ayuda de los dioses para garantizar la supervivencia. Tal vez fuera el lugar elegido para los ritos mágicos de la fertilidad. O una representación solar, una especie de calendario agrícola para una sociedad que dependía de la naturaleza para vivir. O el ‘sagrario’ donde llevar a cabo ritos de iniciación.
 
Cinco mil años después se mantiene el misterio. Porque estos grabados hechos en piedra no son sólo una magnífica muestra del arte rupestre en la provincia, también contienen unos laberintos que podrían ser los más antiguos del mundo. No hay ninguno similar a estos en todo el mundo, seis laberintos prehistóricos juntos para los que aún no existe una explicación científica y sí muchas hipótesis.
 
RAMIRO-
 
Junto a ellos, una inscripción en forma de cartel intenta situar al viajero, una somera explicación para intentar comprender la grandeza de lo que se ve. En las dos grandes losas de Peñafadiel orientadas al Teleno, a quien rinden culto, aparecen los laberintos y cazoletas tallados sobre roca moraliza, que conforma la orografía de la zona.
 
Ahí está cincelado el gran enigma, una cruz de brazos iguales, un surco que desemboca en un haz de líneas y una especie de hoja. Unos dibujos para los que no hay solución.
 
Nadie sabe por qué los hicieron ni para qué. Tampoco cómo. Sorprende su perfección, el trazo artístico pero no el lugar elegido.
 
Desde antiguo, ha seducido al hombre el monte que domina Maragatería desde 2.188 metros de altura, el mirador de los dioses en esta tierra de leyenda, con sus nieves casi perpetuas y los arroyos bajando por sus laderas, el lugar donde se hicieron ofrendas al dios de la guerra, sacrificio de machos cabríos, caballos y quién sabe si también prisioneros, de estelas funerarias indígenas y culto a Minerva, Zeus Serapis y Marte Tileno.
 
A su sombra, hace miles de años, escribieron los hombres en piedra su destino.

miércoles, 7 de enero de 2015

NOTICIA: Las Bodas dona su tesoro

La Diputación de León adquirirá próximamente el hórreo considerado por los expertos como el más antiguo de los construidos en madera en España

El hórreo más antiguo de la provincia de León, situado en la localidad de
Las Bodas. (Foto: Campillo)

S. Gallo
Fueron ideados para el almacenamiento de víveres y que éstos estuvieran aislados de la humedad y de los animales, en especial de los roedores, pero con el paso de los años, e incluso de los siglos y la consiguiente modernización, los hórreos han ido abandonando, de forma mayoritaria, este fin para el que se crearon. Aunque en un número inferior al de hace unas décadas, todavía son muchos los que se conservan, sobre todo en el norte de España, en muchos casos ahora convertidos en meros elementos arquitectónicos, en trasteros e incluso en alojamientos turísticos.

Pero a pesar de que hayan perdido este carácter tradicional, su historia y su amplia trayectoria en el tiempo hacen que sigan siendo unas construcciones apreciadas y con un valor muy elevado. El más antiguo de los construidos en madera en España, según los expertos, y uno de los más bonitos y arcaicos por sus elementos arquitectónicos, es el hórreo de Las Bodas, en la aldea de este mismo nombre, al norte de la provincia de León.

Su titularidad no se conoce con exactitud, aunque Eduardo Cendán Alonso y Casilda González Díez han sido reconocidos siempre como los propietarios del hórreo. Ahora sus hijos, Amador y José Cendán, han donado la construcción a la Diputación provincial que próximamente se convertirá oficialmente en la propietaria de este hórreo. Hasta ahora la situación jurídica no estaba regularizada y es este proceso el que se está ultimando, así como el documento de transferencia, algo que se espera poder concluir ya este año, momento en el que se formalizará la donación a favor de la institución provincial.

Lo que tampoco está muy claro es la fecha de construcción de este hórreo, aunque por su tipología arcaica algunos expertos lo datan en el siglo XVII o quizá algo anterior. Sin embargo, sería necesario llevar a cabo un estudio de esta construcción para datar con exactitud el momento de su construcción, algo que intentará acometer la institución provincial una vez que se formalice el traspaso de su propiedad, ya que a través de métodos como el del carbono 14 sería posible fijar su origen con exactitud.

Hórreo colectivo
También sobre los inicios de la andadura de este hórreo se estima que podría haber sido un hórreo colectivo, es decir, de varias familias, e incluso no se descarta la posibilidad de que fuera una construcción pública procedente de un antiguo monasterio medieval existente en Las Bodas y ya desaparecido, si bien no se tiene seguridad de ninguno de estos extremos.

La tipología más habitual de los hórreos leoneses es la que se llama ‘de tipo asturiano’, que consiste en una caja de madera de planta más o menos cuadrada, sobre la que se eleva la cubierta a base de bálago, que es paja de centeno, una tipología muy presente en la comarca del Bierzo y en la Montaña Occidental y con precedentes sobre todo en la Montaña Oriental.

El carácter excepcional de este hórreo se debe a sus características constructivas, porque se trata de una construcción de planta rectangular, ya no es cuadrada, con cubierta a dos aguas, con cerramientos machihembrados en las cuatro esquinas, algo típico de los hórreos suizos, chapado interior de lajas de pizarra para evitar la pérdida del grano, acceso desde una losa de piedra, seis pegoyos tronco-cónicos, en lugar de cuatro, de gran sección y los tornaratas, que son las piezas que separan los pegoyos de la caja, hechos de piedra devastada de manera tosca que justifican su antigüedad.

Los ingenieros Gerónimo Lozano y Alfonso Lozano recogen en su libro ‘Hórreos, cabazos y garayas’ que estas características, junto con su proximidad al Camino de Santiago y su semejanza con los hórreos suizos del cantón de Valais inducen a pensar que “la técnica de su construcción se introdujo a través de los peregrinos”.

El hórreo de madera más antiguo de la provincia de León.
(Foto: Campillo)

Restauración
La restauración que acometió la Junta de Castilla y León en este edificio en el año 2011 consiguió frenar su mal estado de conservación, aunque la Diputación provincial estará pendiente de su posible deterioro una vez que se convierta en el titular oficial del inmueble. Los hórreos son elementos muebles desmontables, a pesar de que en la actualidad se les considera inmuebles. Y es que su propietario, que trabajaba para un señor en una propiedad, podía llevarse el hórreo consigo si cambiaba de señor para el que trabajar, de ahí que fuera posible su desmontaje.

Pese a esto, administraciones como la Junta de Castilla y León los ha calificado como inmuebles y el Decreto de Protección de Hórreos y Pallozas los ha considerado Bien de Interés Cultural (BIC). Con este carácter excepcional, el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación de León, en su interés por conservar la arquitectura tradicional de la provincia, desarrolla desde el año 1995 planes para el mantenimiento de este tipo de construcciones, incluso con planes concretos para los hórreos y las pallozas.

El hórreo más antiguo situado en Las Bodas
(Foto: Campillo)

Condiciones especiales
A la hora de ceder el hórreo a la Diputación de León, la familia ha establecido una serie de condiciones, como son que se conserve en el lugar en el que se encuentra en la actualidad, a pesar de que al ser considerado un bien inmueble y declarado BIC no sería posible modificar su ubicación; que se conserve en buenas condiciones y que haya un reconocimiento público de los donantes. También se ha solicitado que pase a formar parte de los bienes inmuebles que se encuentran asociados al Museo Etnográfico Provincial de Mansilla de las Mulas.

Aunque la provincia de León es, junto con Galicia y Asturias, donde más hórreos se han contabilizado, el número ha disminuido de manera notable en las últimas décadas. Un inventario elaborado por la Universidad Complutense de Madrid en el año 1982 cifraba en 391 el número de construcciones de este tipo existentes en la provincia de León, un dato que en 2005, según un informe de la Junta de Castilla y León, se había reducido a 327, es decir, un descenso de más del 16 por ciento de este tipo de construcciones.

Aunque no se tenga el dato exacto, las estimaciones apuntan a que esta tendencia ha continuado en esta última década, ya que se trata de una tipología de construcción que no está en uso y que su mantenimiento ha derivado en un destino del hórreo para almacén o trastero, y son cada vez menos los que mantienen un interés social y público por su conservación, algo para lo que se cuenta con las ayudas del Instituto Leonés de Cultura (ILC) de la Diputación de León, consciente de la importancia de conservación de esta arquitectura.

Imágen del hórreo, que ahora será asumido por la  diputación.
(Foto: Campillo)

NOTICIA: El guirrio más pedigüeño

A cada puerta de Santa Olaja de Eslonza volvió a llamar un personaje burlón y enredador acompañado por el ‘criao’, el ‘andador’ y el ‘hombre del tambor’.

El Guirrio de  Reyes de Santa Olaja, junto a su
inseparable "andador".- d.g.lópez

e. gancedo | león 07/01/2015
Se viste con retales y cintas de colores, lleva esquilas tintineantes colgadas a la cintura y su rostro es temible a ojos del público menudo y de lo más peculiar para los demás: orejas de burro, crines de caballo y pelo de jabalí revisten una máscara conservada con gran mimo desde el siglo XIX. Es el Guirrio de Reyes de Santa Olaja de Eslonza, pueblo que hace dos años, y de la mano de Roberto Álvarez, gran activista en pro de la cultura tradicional, recuperó esta costumbre.
El personaje, encarnado por Enemesio Robles, salió ayer en compañía de otras tres singulares figuras: el criao (portador de una horca donde se van colgando los chorizos), el andador (con una cesta para recoger los regalos) y el hombre del tambor; y juntos recorren el pueblo, casa por casa, pidiendo el aguinaldo. Tal y como informa el escritor David Gustavo López, «mientras los vecinos aportan cuantas viandas tienen a bien, el guirrio baila y hostiga a las mozas con una bola de lana que pende de una vara. Al final, con el botín recolectado se hace fiesta y comida comunitaria».
Sobre esta costumbre —la única mascarada de invierno conservada en León—, el investigador recuerda que, a juicio del gran antropólogo Julio Caro Baroja, «todos estos seres son hijos de los antiguos rituales de máscaras, personajes antiquísimos que representaban a los espíritus de los muertos y se hallaban en relación con primitivos rituales animistas de carácter agrario y fecundante»