De nuevo Lois da un paso más para seguir siendo un pueblo realmente singular, único, en el que además de un buen número de edificios históricos, su cátedra, su catedral... tiene la última casa del humo en pie, como antes fue la última habitada pues, como recuerda Antonio González Matorra, “las últimas personas que vivieron bajo un techo de paja de centeno (Noris había puesto uralita) en la montaña fueron Gerardo, Leandra y sus hijas en Los Espejos de la Reina. Hasta 1985”.
El mismo estudioso de estas construcciones relata en un artículo publicado en la revista Esla que “esta variedad arquitectónica, propia de esta Comarca, tiene su origen remoto en las construcciones del pueblo prerromano que habitaban estas tierras: los Cántabros vadinienses, etnia autóctona celtizada y posteriormente romanizada. Ya en el período Neolítico las cabañas se fabricaban con paredes y techos de ramajes y barro, conformando los núcleos habitados denominados castros”.
Después de estudiar las casas tradicionales en cada siglo afirma que “sobre la situación en el siglo XIX es significativo la descripción que de diversos pueblos de la Comarca Vadiniense –Riaño-, lleva a cabo Madoz en su diccionario, reseñando que aún la mayoría de las construcciones tienen la techumbre de paja (...) Actualmente su estado de abandono es total, si bien se conservan ejemplares transformados en su techumbre, en los Concejos de Barniedo de la Reina, Boca de Huérgano, Los Espejos, habiendo desaparecido bajo el embalse de Riaño, magníficas piezas constructivas en los Concejos de Riaño, Salio, y Escaro”.
Y ahora queda una en magnífico estado en Lois.
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